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lunes, 26 de septiembre de 2011

Referencias históricas del pueblo San Santiago de Carhuamayo


REFERENCIAS  HISTORICAS DEL PUEBLO DE SAN SANTIAGO DE CARHUAMAYO

El propósito del documento es el de señalar algunos antecedentes, referencias y aproximaciones que tratan de explicar el surgimiento del pueblo de Carhuamayo y su Identidad Cultural. Siendo consciente, que la Historia del Perú Alto Andino aún está pendiente de lograrse.

Carhuamayo proviene de las voces nativas; QARHUA que quiere decir amarillo, y MAYO que significa río, por lo que CARHUAMAYO SIGNIFICA RÍO AMARILLO, (Espinoza Galarza Max. Topónimos Quechuas del Perú, Lima 1961) precisamente cerca al pueblo el río cruza de este a oeste, cuyas aguas en épocas de lluvias se tornan de una coloración tenue amarillento, de allí procedería el origen de dicha denominación.

Carhuamayo, está ubicado en los andes peruanos específicamente en los andes cordilleranos, ha sido habitado desde las épocas Pre Inca e Incaica, según el proceso cultural en el antiguo Perú en la era de producción de alimentos, período horizonte tardío o del predominio Inca, aproximadamente 1,430 años d.c. (Dr. Federico Kaufmann Doig y Dr. Fernando Silva Santisteban),

Los primeros habitantes procedían de la tribu de los Pumpush o Pumpus, tribu semi salvaje y bravía proveniente del oriente, quienes al advertir la existencia de las fuentes salinas de San Blas (Ondores), Patamarca y Cashipuquio (San Pedro de Cajas) y la obtención de la sal por evaporación del agua de las salinas, se establecieron en tales inmediaciones cerca al Chinchaycocha (Víctor Salazar V. 1956).

El ámbito de la Meseta de Bombón y particularmente Carhuamayo fueron puntos de obligado tránsito hacia el norte y nor-este (Quito, Cajamarca, Huánuco). Por ello es de suponer que parte de los Pumpush se establecieron en la zona dedicándose inicialmente a la caza y la pesca que ofrecía la fauna del Lago Chinchaycocha, incipiente práctica de la agricultura y la ganadería, sin embargo no llegaron a desarrollar una cultura.

Luego con la conquista Inca, estos asentamientos fueron centros de abastecimientos e intercambio, pero también administrativo militar centralizador de tributos en el proyecto expansivo incaico hacia el norte, el trazo del camino recorrió la Meseta de Bombón y habría pasado por los terrenos que hoy ocupa la capital del distrito. En esa época ya se dedicaban al pastoreo de auquénidos y al cultivo combinado de papas, maca y otros cultivos autóctonos. (Lic. Andrés Huguet Polo, 1985)

En 1,548 época de la conquista, el pacificador La Gasca, cedió al capitán Juan Tello de Sotomayor, por una provisión Real del 01 de Setiembre de dicho año, los repartimientos de Chinchaycocha, Tarma, Yaros y Chaupihuaranga. Se refiere que en torno al Lago Chinchaycocha tenía una población de 1,900 indios, y en todo el ámbito de Junín, San Juan de Ondores, Carhuamayo, Ninacaca, Paucartambo, Quiparacra y San Miguel aproximadamente 10,000 habitantes, a partir de estos años se dice que se inició la extinción gradual de la cría de ganado autóctono, por la mayor dedicación al ganado ovino y en menor grado en forma complementaria a la agricultura tradicional.

Se refiere que la fecha de fundación del Pueblo de Carhuamayo fué el 30 de Junio de 1,626 por el español Juan de Dios Cadorcio, perteneciendo a la Provincia de Tarma del Virreynato, la ocupación temprana por el colonizador español es corroborada por los religiosos franciscanos quienes mandaron a edificar la Iglesia San Santiago de Carhuamayo en 1,630.

En los años de la colonia, asimismo se da continuidad a las funciones comerciales, administrativas y de tributación al centro poblado de Carhuamayo, por el desarrollo de las actividades ganaderas, en particular del ovino, abastecedores de carne y lana, el arrieraje, intercambio comercial, y el inicio de la explotación minera en Cerro de Pasco.

Mayores referencias históricas relativas al origen de Carhuamayo, se encuentra precisamente en el estudio del Prof. Cesar Pérez Arauco, que por su importancia y apoyo a la exposición de los fundamentos de la solicitud de anexión, se incluye como un anexo  al presente documento.

A continuación considerando los propósitos de  este estudio, se precisa algunos datos indicativos e interpretativos en forma resumida sobre la evolución económica y social de las últimas décadas:


Ø    Carhuamayo hasta antes de la construcción de la carretera central y red ferroviaria, fue una comunidad de pastores y en forma complementaria se dedicaron al arrieraje y al comercio de trueque en todo el ámbito alto andino de lo que hoy es Junín y Pasco.

Ø    Tales actividades derivó en la complementación económica entre la producción de las zonas de puna con las de las quebradas, procurándose así la autosubsistencia ganadero agrícola.

Ø    En tanto que el comercio de trueque, liderado por los grupos de población mestiza y algunos campesinos que se encargaban de proveer productos manufacturados a los diversos pueblos de la puna y quebradas, a cambio de ganado ovino y vacuno, carne y lana especialmente, que luego eran comercializados en los mercados de Cerro de Pasco, Junín, La Oroya, originó la acumulación comercial en Carhuamayo.

Ø    Asimismo el intercambio comercial ha influido en las formas de organización económica de las familias campesinas en Carhuamayo, porque aprendieron a conocer más los mecanismos comerciales y financieros, respecto a los pueblo proveedores.

Ø    En Carhuamayo, socialmente siempre se han diferenciado dos grupos, los campesinos y los mestizos o galas, los primeros dedicados a la agricultura y/o ganadería parcelaria y de autoconsumo, y complementariamente al comercio, en tanto que los mestizos se vincularon más a las actividades comerciales en la región y a la dinámica de la economía minera.

Ø    Desde hace mucho tiempo los Carhuamainos fueron conscientes de su prospero desarrollo urbano comercial, por su ubicación y la disposición de la red vial, y sin embargo incoherente con la delimitación político administrativo vigente.





EVOLUCION DE LA DEMARCACION POLITICA:

La aspiración permanente del pueblo de Carhuamayo, de anexarse a la provincia de Pasco, se enmarca en la necesidad de ser parte de la organización del territorio del ámbito alto andino y viabilizar su verdadero desarrollo integral y sostenido.

Por ello, es importante considerar la siguiente referencia que permitirá aclarar la evolución de la dependencia político administrativo del pueblo de Carhuamayo:

Ø    Creación del Departamento de Junín, mediante Decreto Supremo del 13 de Setiembre de 1825, el Consejo de Gobierno del Perú, presidido por Don Hipólito Unanue. El departamento de Huanuco tendrá en adelante el nombre de Junín, no se precisaba respecto a Carhuamayo.

Ø    División del país en siete departamentos, por Decreto del 21 de Junio de 1825, el departamento de Junín contaba con ocho provincias; Conchucos, Huaylas, Huamalíes, Huánuco, Huari, Jauja y Pasco.

Ø    La nueva constitución  del 10 de Junio de 1834, disponía la división política  del país. El departamento de Junín estaba integrada por las mismas ocho provincias señaladas. La provincia de Pasco estaba conformada por los siete distritos; Carhuamayo, Chacayán, Huariaca, Junín, Cerro de Pasco, Tarma y Yanahuanca.

Ø    En 1941 se efectúa una nueva demarcación territorial, el país se divide en once departamentos y 62 provincias. El departamento de Junín integraba cinco provincias, Carhuamayo seguía perteneciendo a Pasco.

Ø    En 1855 Carhuamayo deja de pertenecer a Pasco y pasa a integrar la provincia de Tarma, que se restablecía por Ley de la Convención Nacional del 14 de Diciembre de 1855. La Provincia de Tarma comprendía además a Apaycancha, Junín, Carhuamayo, Yauli y Chanchamayo.

Ø    El 02 de Enero de 1857, el Mariscal Don Ramón Castilla firma la Ley de Municipalidades dada por la Convención Nacional del Gobierno Provisorio, disponiendo que la Municipalidad del distrito de Carhuamayo, de la provincia de Pasco, debería contar con cinco miembros.

Ø    El 17 de Diciembre de 1892, el presidente Remigio Morales Bermúdez firma la nueva Ley de Municipalidades, en el que se fija el numero de electores en el país, Carhuamayo pasa a formar parte de la provincia de Tarma.

Ø    El 27 de Noviembre de 1944 por Ley 10031 se crea la Provincia de Junín en el departamento de Junín, que integra los distritos de Junín, Carhuamayo, Ondores y Ulcumayo, estando vigente hasta la fecha.

sábado, 24 de septiembre de 2011

HISTORIA DE CARHUAMAYO


HISTORIA DEL PUEBLO DE CARHUAMAYO


INDICE

01.  El escenario físico.
02.  Los pasos iniciales de su historia.
03.  Los cazadores se convierten en pastores y entran en la agricultura.
04.  Incorporación al imperio de los Incas.
05.  Testimonios de cronistas y viajeros.
06.  Carhuamayo durante la invasión española.
07.  Los primeros repartimientos de Encomiendas.
08.  La lealtad de Carhuamayo.
09.  El aspecto religioso.
10.  La creación  del Departamento de Junín (1825).
11.  Carhuamayo en 1827.
12.  Carhuamayo en 1834.
13.  Carhuamayo en 1841.
14.  Carhuamayo en 1855.
15.  Carhuamayo en 1857.
16.  Carhuamayo en 1892.
17.  Carhuamayo en 1943.

CARHUAMAYO

01. EL ESCENARIO FÍSICO.- Carhuamayo se halla al N.E. del Lago Chinchaycocha, denominado también Lago de los Reyes o Junín, que está ubicado a 4,125 metros sobre el nivel del mar con una extensión de 875 kilómetros cuadrados.
                Al Lago -considerado el más alto del mundo- vierten sus aguas algunos riachuelos que se deslizan de las cordilleras vecinas y, del lado nor-oeste nace el río Mantaro, el más importante río de la sierra central.
                En la toponomástica lugareña, Carhuamayo, posiblemente debido a los sedimentos subterráneos del rio que le da su nombre y le sirve de límite, tiene el siguiente significado:
                QARHUA= amarillo; MAYO= río; Río amarillo.
        (ESPINOZA GALARZA, Max; “Topónimos quechuas del Perú”; 123)
                Con 9,072 habitantes según el Censo de 1993, limita por el norte con los pastos de la hacienda Huanca y el distrito de Ninacaca; por el Sur con terrenos de la Villa de Junín, por el Este con terrenos de los distritos de Paucartambo y Ulcumayo y por el Oeste con la prolongación del Lago Chinchaycocha y  pantanos y oconales de los pastos de Ninacaca. Su extensión es de 8 leguas de largo por 4 de ancho.
                Tiene -desde siempre-, estrecha comunicación con las fértiles montañas de Oxapampa, Chontabamba y Huancabamba por la via Sotil; a la Merced por la vía Zapata; es decir es un puerto terrestre de comunicación con el oriente selvático.
                En un detallado informe publicado en 1928, se dice respecto de su producción ganadera y minera:

        “Las principales industrias que se ejercen son, la ganadería. En sus pastos se mantienen 20,000 cabezas de ganado lanar y 1,000 cabezas de ganado vacuno aproximadamente. El arrieraje cuenta con más de 200 mulas aperadas. El tejido mediante telares merece la mejor atención por su valor artístico. El alza en los precios de los minerales de plomo y zinc, en el año de 1926, ha formado en este distrito una pequeña industria minera, habiéndose exportado en este año, la considerable suma de 20,000 toneladas de minerales de plomo, zinc y plata, siendo los primeros impulsadores de esta industria, el señor Enrique L. Travi, bajo la forma de NEGOCIACION MINERA CARHUAMAYO; los señores Felipe N. Zacarías, Francisco Chavaneix, Néstor E. Torres y Cía, Víctor Gallardo y Cía, Juan Azalia y Mejía. Todas las personas mencionadas son propietarias de importantes minas. Aún la Compañía americana es dueña de muchas minas, hoy paralizadas por el bajo precio de dichos minerales. Ojalá el Supremo Gobierno, en su propósito de prestar su valiosa protección a los mineros chicos, haga instalar concentradoras en distintas partes de las regiones mineras por la abundancia de minerales de plomo, cobre, plata y tal vez otras sustancias desconocidas por nosotros. Entonces el pueblo de Carhuamayo llegaría a un progreso económico e industrial de bastante consideración.” (EL DIARIO; Periódico del Cerro de Pasco, mayo de 1928:33).

                Debido a que es raro encontrar en detalle los archivos comunales de los que muy poco quedan, ha sido preferible buscar en los libros de repartición de tierras, los de composiciones, los de Desagravios y remensuras de doctrinas, visitas y crónicas; pero también en la compilación de leyes del país trabajados por Nieto y por Tarazona. De acuerdo a ellos, nos permitimos pergeñar el siguiente informe.

02.  Los pasos iniciales de su historia.

                El primer informe que encontramos referente al asentamiento poblacional de la alta meseta de Bombón, es decir de todos los hombres asentados en la altiplanicie, es la que nos ofrece el doctor José B. Peñaloza, cuando nos dice:

        “Los hombres de Junín y Pasco, de acuerdo con las opiniones de Dollfus y Lavalle (1973) y Wright (1975), aparecieron después de las glaciaciones en las punas, entre los años 16,000 y 15,000 antes del presente y luego que germinaron las plantas y desarrollaron los animales; por consiguiente deben tener una edad máxima de 14,000 años.” (PEÑALOZA, José B.; LOS INMORTALES DE JUNÍN Y PASCO, 1985:3).

                Después de esto, ya listo el escenario, el ambiente, el hábitat, los hombres comienzan a ocupar estas altas zonas serranas.

        “En unos pocos siglos el ambiente cambió en toda la tierra; los bosques se convirtieron en zonas casi desérticas, los animales murieron, extinguiéndose muchas especies. Desapareció la fauna de los gigantes “mastodontes”, y “megaterios”,  desaparecieron los caballos y los tigres “dientes de sable”, en cambio, en el páramo y los prados una especie más bien “moderna” de auquénidos, el guanaco, crecía en número y reemplazaba a los animales extinguidos; junto al guanaco debía estar la vicuña, ambos descendientes del “paleo-lama”, extinto habitante de los Andes durante el pasado “pleistoceno” modernos cérvidos, que ahora llamamos “tarucas” o “tarugos”, con otros venados más pequeños y roedores como la “vizcacha”, todos formaban un mundo nuevo que afectó notablemente a los hombres primitivos que poblaron el Ande.” (LUMBRERAS, Luis Guillermo; LOS ORIGENES DE LA CIVILIZACION EN EL PERÚ; Edit. Milla Batres, 1983:31).

                En esos momentos aurorales, ocupando las inmensas tierras de la meseta, están dispersos los hombres sin que todavía se hubiera señalado límites particulares entre Junín, Carhuamayo, Ondores, Ninacaca, etc. Esto va a ocurrir más tarde; primero, cuando los mitimaes enviados del Cusco se van a establecer con el fin de cobrar sus impuestos, siguiendo estas primitivas demarcaciones, los agrupa en pueblos.
                Si bien es cierto que tenían que afrontar serios problemas climatéricos como son las nevadas prolíficas, los estremecedores rayos y truenos que casi siempre daban cuenta de pastores y animales; los hielos, el sol implacable del páramo, la lluvia, etc., la presencia de una variedad enorme de animales, peces y aves, así como la abundancia de sal, indispensable para la alimentación, compensaron el sacrificio de compartir con sus familias estas alturas a las que pronto se aclimataron.

        “En los Andes, a partir del año 10,000 Antes del Presente se multiplican los asentamientos prehistóricos (Junín (Carhuamayo), Ayacucho, Toquepala, etc.)(...). En casi tres milenios parecería que el clima de las grandes alturas fue ligeramente más húmedo y cálido que el actual (...). Debe enfatizarse una vez más que los diversos medios andinos ofrecían facilidades a pequeños grupos de cazadores y recolectores, fuera de las punas, franjas litorales en incluso en la selva. Las limitaciones estacionales, cuando existen, son allí menos marcadas que en la estación fría de las latitudes medias.” (DOLLFUS, Olivier; EL RETO DEL ESPACIO ANDINO; I.E.P., 1981:71,72).
       
                Cuando hacemos referencia a Junín, -esto es importante- también nos estamos refiriendo a Carhuamayo con el que, desde antiguo, han formado una unidad territorial que, primero constituyeron el gran señorío de Chinchaycocha como integrantes de Pombo, o Pumpo (onomatopeya del trueno); llegada la Colonia y con ella los primeros repartimientos de tierras, estos pueblos se separaron; la fecha exacta no la podemos mencionar por carecer de documentación precisa y pertinente que en aquellos tiempos no existían.

        “Pero los hombres que llegaron por vez primera a los Andes, conocieron todos estos animales y vivieron de su carne a lo largo de varios milenios. Por cierto, ellos no eran todavía muy hábiles cazadores y sus instrumentos eran rudimentarios; toscamente, cada quien tallaba las piedras que podía encontrar cerca de los ríos, para convertirlas en instrumentos útiles para preparar los alimentos o las pieles de los animales, o para cortar los árboles.” (LUMBRERAS, Luis Guillermo; LOS ORIGENES DE LA CIVILIZACION EN EL PERÚ; Edit. Milla Batres, 1983:31).
       
                Todos los restos encontrados en la alta planicie de Bombón en la que está inmerso Carhuamayo, nos reafirman claramente que los primeros hombres que habitaron esta elevada meseta, fueron cazadores. En las capas más profundas de las excavaciones se encontraban gran cantidad de huesos de cérvidos, camélidos y aves, que son prueba fehaciente de la abundancia de recursos de una fauna y flora nutricias como, venados (liuchos), tarucas, vizcachas, llamas, guanacos y vicuñas, desperdigados en las inmensidades blancas; wachwas, yanavicos, parihuanas, zambullidores, yacutucus, corcovados, aynos, gallaretas, chorlitos, piwis, gran variedad de patos (llacsas, jergas, reales) por centenares entre los totorales de las riberas y en los islotes del interior del Chinchaycocha. En las clarísimas aguas del lago, la chalwa común, la saga y la uchuc challwa; las ranas gigantes, medianas y pequeñas de gran poder nutricional. A todos estos valiosos elementos hay que añadir la abundancia de sal -indispensable en la alimentación- que extraían de las salinas de San Blas y “Cachipuquio”.
                Los interesantes testimonios de Arte Rupestre y restos de armas y huesos hallados en los abrigos naturales en Pachamachay por Ramiro Matos Mendieta y John Rick; en Jircanmarca y Corimachay por Toribio Yantas Hinostroza; en Santa Catalina por Obdulio Chuco Arias, demuestran a las claras que la abundancia de animales gravitaron poderosamente para el asentamiento de los primeros grupos humanos en esta zona altoandina.
                Dando un paso de los Andes Centrales, la identificación de especies animales por R. Pires-Ferreyra y J. Wheeler (1975) muestra que entre 9,000 y 7,500 antes del presente (7,000 y 5,500 a.c.) los camélidos y cérvidos son numerosos, mientras que han desaparecido los caballos. En el período que sigue los 5/5 cuando no los 9/10 de los restos óseos hallados en abrigos rocosos corresponden a camélidos (...). Es probable que en todo este período, comprendido entre el VIII y V milenio, se esté en presencia del paso de una caza generalizada a una caza especializada de camélidos con lo que se iniciaría el control de las manadas antes de llegar a la domesticación de las llamas. (Dollfus. Op. Cit.:73).

03.  Los cazadores se convierten en pastores y luego entran en la agricultura.

                Entre el primer y el segundo milenio antes de nuestra era los cazadores se han convertido en pastores después de domesticar a los camélidos y ya se establecen los grandes componentes de los sistemas agrícolas y transformación de las materias primas que sustentarán las sociedades andinas hasta el siglo XVI. Estos primeros grupos vienen a representarlos primeros agricultores y campesinos de la zona.
                Estos hombres ya han transformado su modo de vida.

        “En estas punas son más numerosas los rebaños de llamas y se conocen los procedimientos de la esquila, hilado y tejido de su lana(...). En todo el ámbito andino se fabrica cerámica. Algunos ya saben reconocer los yacimientos metalíferos, extraer el mineral, fundirlo y modelarlo. Se utiliza cobre, plata y estaño, se manufacturan algunos objetos de bronce y el oro se emplea en los objetos ceremoniales.” (Dollfus, op. Cit:76).

                El progreso de los hombres ya está dado. Si comenzaron comiendo “chicash”, “cushuro” y “tuclush”, su incipiente agricultura determina el sembrío, primero de papa amarga denominada “papa shillinco” y la “mauna”; luego el “shire” de los que hacían el chuño hasta llegar a la producción de la papa común.
                La deshidratación de alimentos, entre la que destaca la maca -fruto extraordinario de Carhuamayo- ha tomado forma definitiva en la zona.

        “... Las técnicas de deshidratación de tubérculos y carne mediante la helada eran importantes. Se sabe que en un ambiente muy seco, ciertas variedades de papa y oca se prestan a la deshidratación, aprovechando las heladas nocturnas y la fuerte insolación diurna. Se empleaban varios procedimientos: una inmersión previa de los tubérculos que puede alcanzar un comienzo de fermentación, especialmente en el caso de la oca para la elaboración de la caya (oca deshidratada). La disposición de los tubérculos en un área muy asoleada y ventilada, de modo que la helada nocturna al hacer estallar el tegumento del tubérculo da lugar a la expulsión  del agua que inmediatamente se evapora. Estos tubérculos deshidratados ofrecen numerosas ventajas: menos peso (casi 1/3, e incluso menos, del peso del producto fresco), lo que facilita su transporte; mejores posibilidades para su conservación (con la eliminación del riesgo de putrefacción) y una larga duración que permite asegurar el empalme de una cosecha con la siguiente e incluso, en ocasiones, almacenar varias cosechas. Sin embargo, la deshidratación requiere variedades que se presten a la fabricación del chuño (proveniente del shire) y prácticas culinarias adaptadas a tales productos.” (Op. Cit.).

                El tubérculo que fue alimentos de nuestros hombres y mujeres de la alta Meseta de Bombón, fue -como lo hemos dicho-  la MACA, proveniente principalmente de Carhuamayo y que, en la época incaica, además de poderoso y esencial nutriente, les servía a los naturales de esta zona para el pago de sus tributos al Inca ya que enormes cantidades de maca se llevaban al Cusco para alimento del Inca y la nobleza que la tenían en gran estima.
                A la maca, sus hojas arrosetadas y esparcidas al ras del suelo, le permiten soportar los duros contrastes de la temperatura que se dan en estos niveles; por un lado el intenso frío de las heladas nocturnas, y por otro, la insolación quemante de los mediodías. Su ciclo vital dura once o doce meses entre la siembra y la cosecha. La maca es parecida al rabanito. De acuerdo a sus colores se clasifica en blanca, amarilla, morada, crema, gris y matices intermedios. Su sabor es dulcete, su cáscara es muy fina y similar a la de la oca. Se come fresca y sancochada o deshidratada, en cuya forma se permite su conservación por tres  o cuatro meses. El sembrío de la maca empobrece la tierra de tal manera que hay que dejarla descansar por cuatro o cinco años. La utilizaban para combatir el bocio. Está anotada y clasificada como una de las plantas calientes, porque contiene abundantes calorías de propiedades tonificantes revitalizadoras y fertilizantes. No se permitía su consumo a mujeres jóvenes solteras debido a sus propiedades fertilizantes. Tampoco se recomendaba a varones jóvenes, pues corrían el riesgo de volverlos lujuriosos. Está prescrita en cambio en el caso de matrimonios estériles. Los herbolarios y curanderos apelaban también  a ella para curar las enfermedades por el frío como el reumatismo, los males respiratorios etc., etc.
                Es necesario mencionar que en aquella época, con todo lo que hemos narrado, la alimentación de nuestras gentes era muy superior a la actual. Infinitamente superior. La constitución física de nuestros hombres y mujeres era extraordinariamente adecuada para vencer las dificultades que podían presentar el vivir  a estas alturas. Todavía hoy al encontrar los restos de aquellos hombres, nos admira las sólidas osamentas y dentaduras completas que ostentan, fruto de una alimentación superior. Hoy, todo el mundo lo reconoce; tan así es que, la maca, por ejemplo, es llevada a laboratorios para fabricar pastillas que sirvan para incrementar las débiles criaturas de hoy en día. Esto ya lo han dicho muchísimos historiadores.

        “Los recolectores y cazadores cuya dieta basada en la caza, en la pesca y complementariamente en los granos, en la molienda de semillas que se obtenía de frutas era fundamentalmente una dieta de alto contenido proteínico; esta es la fase A dentro del alfabeto (...) veamos hoy con una economía cuyas modalidades son más complicadas y refinadas que la economía elaborada por las sociedades de caza y recolección; sociedades en que el producto social global es cuantitativa y numéricamente superior al que podían producir recolectores y cazadores. Advertimos nosotros, a pesar de ello que, la dieta del 90% de la población peruana tiene hoy menor cantidad de proteínas que la dieta de ese cazador-recolector; y esto es peor y no mejor que hace diez mil años.” (MACERA, Pablo; TRABAJOS DE HISTORIA, inc 1877, IV tomo:109).

                El sacerdote Antonio Vásquez de Espinoza en su visita a la zona en el año de 1628, observa el clima frígido de la zona y como lo atenuaban con sus estufas y, sobre todo nos habla que el alimento fundamental de aquellos hombres eran la carne y la maca. El nos da una idea de como eran los pobladores al decirnos:

        “Llegamos a Ambo y los pueblos de los contornos, Cayrán y Huacar; luego pasamos por el pueblo de Quinua y la aldea de Ninagaga; todas tierras muy frías como Pasco, Carhuamayo, San Juan de los Cóndores, San Pedro de Cajas, Paucartambo, y otros. La provincia de Chinchaycocha por ser muy fría sólo produce una raíz comestible parecida al nabo que los indios llaman MACA donde se siembra la cual se esteriliza la tierra por treinta años. A pesar de tal clima, la comarca es muy poblada y sus habitantes viven en casa redondas como media naranja. Para mantener el calor y servirse como lumbre, hacen uso del estiércol de su ganado en sus fogones, quedando su habitación convertida en una estufa.” (26)(VASQUEZ ESPINOZA, 1628:69).

04.  Incorporación al Imperio de los Incas

                Más o menos en el año de 1460 de nuestra era, durante el apogeo del Inca Pachacutec, gran organizador del Imperio Incaico, con las huestes al mando de Capac Yupanqui, entabla encarnizadas batallas con diversas nacionalidades que estaban diseminadas en lo que actualmente es el centro del Perú, entre los que se encontraban los belicosos Pumpus, siendo reiteradamente vencidos por éstos; pero más tarde, por medio de pacífico arreglo, son sometidos al imperio incaico. Esta anexión es registrada por el notable historiador mestizo, Garcilaso de la Vega.

        “Con la misma buena orden y maña conquistó el Inca Capac Yupanqui otras muchas provincias que hay en el distrito, a una mano y otra del camino real, entre los cuales se encuentran, por más principales, las provincias de Tarma y Pumpu, que los españoles llaman Bombón, provincias fertilísimas a las que sujetó el Inca Capac Yupanqui con toda facilidad, mediante una buena industria y maña, con dádivas y promesas, aunque por ser la gente valiente y guerrera, no faltaron algunas peleas en que hubo muertes, mas al fin se rindieron con poca defensa, según se temió que hicieran. Los naturales de esta provincia y Pumpu y de muchas otras circunvecinas, tuvieron por señal de matrimonio un beso que el novio daba a la novia en la frente o el carrillo.” (30) (Garcilaso 1960, Tomo II:147).

                Noble David Cook, de la Universidad de Brigeport nos dice al respecto:

        “Ciertamente, tal como lo hacían los romanos, los incas fueron conquistadores. En menos de un siglo, antes de la llegada de los españoles, los incas habían avanzado desde el Cuzco por la fuerza militar o la hábil política diplomática, por el norte hasta la actual Colombia y por el Sur hasta la frontera araucana de Chile.”              (DAVID COOK, Noble en HISTÓRICA, Revista de la Universidad Católica, diciembre de 1989:125).

                Marino Pacheco Sandoval, dice al respecto:

        “Los incas convencidos de la enorme calidad de las lanas y sobre todo de la excelencia de la maca, destinan gran cantidad de familias que vienen a aposentarse en Carhuamayo en calidad de mitmas (Mitimaes). Como había habido férrea resistencia a la conquista incaica, juzgaron que a estos pueblos había que controlarlos con los mitimaes a la vez de alentar la siembra de la maca, fruto admirado y apreciado por los incas, las lanas, la sal y las carnes.”
        En conclusión con referencia a esta época, repetiremos lo que afirma David Cook” (Op. Cit.).

        “Mucho antes que los conquistadores europeo llegaran al corazón andino de la  América del Sur en la tercera década del siglo XVI (...) los nativos habían domesticado una rica variedad de animales y plantas, desarrollando complejos métodos para incrementar el rendimiento agrícola” (Murra 1984:5990; Lanning 1967:37-48; Cook 1981:126).

05.  Testimonios de cronistas y viajeros.

                Una de las jornadas más importantes registradas a comienzos de la conquista fue la protagonizada por los españoles: la “Expedición de Hernando Pizarro al santuario de Pachacamac”, Pizarro llevó aquel entonces catorce jinetes y nueve peones, saliendo al frente de ellos la mañana del domingo 5 de enero de 1533. Entre los principales se contaban Hernando de Soto, Juan Pizarro de Orellana, Lucas Martínez Vegas, Diego de Trujillo, Luis Meza, Rodrigo de Chávez, Juan de Rojas Solís y el Veedor Miguel de Estete, joven de 21 años de edad a quien debemos buena parte del relato de esta travesía.
                La importancia de este relato consiste en la admiración con que los españoles miran al inigualable reino de Chinchaycocha de la que Carhuamayo era parte entonces. Con el fin de ser fieles al relato primigenio, nos permitimos transcribir lo que los españoles escribieron con algunas notas aclaratorias nuestras.
       
        “Jueves 13 de marzo de 1533.- Descanso en Bombón.- “En este pueblo descansó (Hernando) un día por llevar los caballos algo aliviados por si fuera menester pelear”.
        Viernes 14 de marzo de 1533.- “Viernes 14 de marzo de 1533.- “Viernes, a 14 días de dicho mes de marzo, se partió el capitán con toda su gente de pie y de caballo, y del dicho pueblo de Pombo para ir a Jauja, y este día fue a dormir a un pueblo llamado Xacamalca (Chacamarca) seis leguas de tierra llana del pueblo de donde se partió; hay en el campo una laguna de agua dulce que comienza de junto a este pueblo, y tiene de circuito ocho a diez leguas, todas cercada de pueblos, y cerca de ella hay muchos ganados, y hay en ella aves de agua de muchas maneras y pescados pequeños. En esta laguna tuvo el padre de Atabalipa (Atahualpa) y él muchas balsas traídas de Tumbes para su recreación. Sale de esta laguna un río que va al pueblo de Pombo y pasa de una parte de él muy sesgo y hondable y pueden venir por él a desembarcar a un puente que está junto al pueblo; los que pasan pagan pontazgo como en España. Por todo le parece mucho”... la tierra llana son las llanuras de Bombón y la laguna, la célebre de Chinchaycocha, también llamada de Junín o de los Reyes a 13,330 pies sobre el nivel del mar.” (Atiglich en su Diccionario:381).

                Pedro Sancho de la Hoz (1533), secretario de Pizarro, al pasar por estas tierras observó que los indios “usaban sobre su cabellera paja toquilla pintado de amarillo y rojo...”
                Pedro Cieza de León, el trashumante Príncipe de los Cronistas, el más observador de todos, nos dice en “Crónica del Perú”:

        “Esta provincia de Bombón es fuerte por la disposición que tiene, que fue causa que los naturales fueran muy belicosos y antes que los incas triunfaran, pasaron grandes trances y batallas, hasta que (según ahora publican muchos indios de los más viejos), por dádivas y ofrecimientos que les hicieron, quedaron por sus súbditos. Hay una laguna en la tierra de estos indios que tendrá de contorno más de diez leguas. Y esta tierra de Bombón es llana y muy fría, y las tierras distan algún espacio de la laguna. Los indios tienen sus pueblos a la redonda de ella, con grandes fosados y fuerzas que en ellos tenían. Poseyeron estos naturales de Bombón gran número de ganado, y aunque con las guerras se ha consumido y gastado, según se puede presumir, todavía les ha quedado alguno y por los altos y despoblados de sus término se ven grandes manadas de los silvestre. Dáse poco maíz en esta parte, por ser la tierra tan fría como he dicho, pero no dejan de tener otras raíces y mantenimientos conque se sustentan. En estas lagunas hay algunas islas y rocas en donde en tiempo de guerra se guarecen los indios y están seguros de sus enemigos. Del agua que sale de esta palude lago, se tiene por cierto que nace el famoso río de la Plata, porque por el valle de Jauja va hecho río poderoso, y adelante se juntan con él los ríos de Parcos, Bilcas, Abancay, Apurímac, Yucay y corriendo al occidente atraviesa muchas tierras de donde salen para entrar en él muchos ríos mayores que no sabemos, hasta llegar al Paraguay, donde andan los cristianos españoles primeros descubridores del Río de la Plata. Creo por lo que he oído de este gran río, que debe de nacer de dos o tres brazas, o por ventura más, cojo el río Marañón, el de Santa Marta y el de Darién, y otros de estas partes. Como quiera que ello en esta laguna de Bombón, a donde viene a parar el agua que se deshace con el calor del sol, de las nieves que caen sobre los altos y sierras que no debe ser poca”. (CIEZA DE LEON, Pedro: 1533:200).

                Juan Ruiz de Arce, soldado integrante de la comitiva de Pizarro, observando la magnificencia del pueblo que, como dice, en nada tiene que envidiar a Cajamarca en calidad, se queda admirado también de la enorme cantidad de nieve que cae en gigantescos copos, la abundancia de venados (liuchos), llamados también tarucas o tarugos y las interminables hatos de ovejas (auquénidos) que proliferaban en la zona:
       
        “De allí venimos a una ciudad que se dice Pombo. Está en unos llanos; es ni más ni  menos que Caxamarca en calidad; todo lo que en ella hay, es conforme. Esto y todo lo demás que hay desde Cajamarca hasta el Cuzco es tierra que nieva y llueve mucho. Hay venados pequeños, hay muchas ovejas montaraces.” (Ruiz de Arce, 1544:80).
       
                Diego de Trujillo, soldado realista, impresionado por lo que encontró, relata:

        “Y de ahí vinimos a Gualyeal y de ahí a bombón, todo esto sin fuerza de indios, y de Bombón vino Diego de Almagro con gente de Xauxa donde tuvo guerra con los 10 indios” (Trujillo, 1571:132).

                Otros cronistas recibieron informaciones que utilizaron al no poder visitar personalmente todos estos lugares, entre ellos mencionaremos a Miguel de Oviedo quien bebió de las informaciones de Hernando Pizarro y otros conquistadores. El nos dice:

        “Entre pombo y Chacamarca, existe una laguna de agua dulce con una circunferencia de 8 a 10 leguas con muchos pueblos a su alrededor y abundante ganado. Tiene peces y aves y en sus aguas hay balsas que sirven para el recreo de los hijos de los importantes.”

06.  Carhuamayo durante la invasión española.
               
                Uno de los períodos más dramáticos y dolorosos de nuestra historia, lo constituye la invasión y sangrienta conquista de nuestras tierras por los españoles. Esta ocupación fue ejecutada por hombres que, según Ruggiero Romano, habían despreciado los duros oficios para destinarlos a los moros y judíos. No olvidemos que a la  primera ola de conquistadores, 607, siguieron otros 534 que en España eran todos unos pobres diablos y en su patria no habían llegado a ofrecer sus servicios en “Iglesia, Casa o Mar”. Ortega y Gasset sostiene en una conferencia en la capital argentina que  “el conquistador español se convirtió en un hombre nuevo ni bien llegó a América”. Gonzalo Reparaz sostiene algo muy puntual, “los españoles se instalaron en Indias no como clase directora, sino como casta dominante”. Y para darnos una idea de la calidad de gente que nos invadió, es necesario escuchar a José Durand que en su Ensayo titulado, “La transformación social del  conquistador”, dice:

        La historia de España como la de ningún otro pueblo europeo, es la historia de una incesante asimilación de culturas ajenas y de una transformación continua. Tienen de celtas, íberos, fenicios, romanos, godos, judíos, árabes, su destino espiritual tiene algo de gran metempsicosis”.

                Otro aspecto que queremos puntualizar es que, el común denominador de los primeros hombres que invadieron nuestro territorio, era su plena juventud. Muchos de ellos estaban viviendo la edad de las grandes locuras, de la ambición sin freno, de los impulsos renovadores y audaces. Hubo muchos que salieron de España muy jóvenes.
                Este soplo juvenil de vida que generalmente desemboca en beligerancia los había compelido a venir a América a someter, a cristianizar y a poblar. Vaya si lo cumplieron. Para someter utilizaron las mortíferas armas de fuego que los naturales jamás habían visto; la pólvora que, lanzada por mosquetes y arcabuces, alcanzaba distancias espectaculares, mil veces superior a la honda, la lanza y las porras de los nativos. El caballo los llenó de pavor porque creían que actuando en convivencia con el hombre, llegaban a constituir un solo monstruo. La invasión española se produjo en sucesivas oleadas de aventureros, que de acuerdo al orden en que llegaban, se fueron jerarquizando. Céspedes del Castillo en su obra HISTORIA SOCIAL Y ECONOMICA DE AMERICA Y ESPAÑA, nos dice que, los primeros que llegaron al Perú, en la primera mitad del siglo XVI, recibieron el nombre de CONQUISTADORES, y con ellos los PRIMEROS POBLADORES, integrados por los 1,141 hombres que habían partido del puerto de Sevilla. Estos recibieron por su aporte muy importante a la conquista, los más valiosos y extensos repartimientos. LOS CONQUISTADORES ocupan así el primer lugar, el primer rango social por sus hazañas guerreras que todos aplauden y acatan. LOS PRIMEROS POBLADORES, cuyos merecimientos guerreros son escasos o nulos, pero que como mérito ostentan el haber ganado tierras para su Rey y para ellos, siguen en orden de estima a los primeros. A continuación vienen los VECINOS, gentes que llegan más tarde pero que obtienen casa y patrimonio en la ciudad en la que habitan; y por último, los simples MORADORES, que son gentes sencillas que no han alcanzado posición destacada y se ganan la vida como mineros, granjeros, comerciantes y artesanos.
                Aquí consideramos importante, hasta imperativo mencionar con Waldemar Espinoza Soriano, notable historiador de nuestra patria que, al arribo de las huestes conquistadoras, el Imperio Incaico carecía de unidad porque eran una multitud de naciones o curacazgos que se sentían diferentes unos de otros. Esta desunión, a la postre, originó la caída del Imperio. Se ha probado hasta la saciedad que los españoles solos no habrían podido conquistar jamás el Tahuantinsuyo; tuvieron que contar con el apoyo incondicional de reinos y curacazgos andinos. Hay relatos pormenorizados donde revelan dramáticamente cómo la propia población andina fue la que destruyó el imperio político social y económico de los incas para entregar sus bienes y fuerzas de producción a los españoles figuran los cañares, los chachas, los chancas, los caracaras; pero los que más destacan como sirvientes aúlicos de los españoles, son los huancas. Los huancas decidieron la pronta caída del Imperio del Tahuantinsuyo. Durante los años de la conquista del Tahuantinsuyo y décadas posteriores, el colaboracionismo de los huancas en la dación y entrega de guerreros, armas, víveres, vestuario y criados fue increíblemente cuantioso y determinante. Las informaciones de los curacas don Felipe Guacrapaucar y don Francisco Cusichaca demuestran que los huancas subvencionaron a sus aliados los españoles para destruir el Imperio de los Incas. (Waldemar Espinoza Soriano; La Destrucción del Imperio de los Incas, 1977).
                Los que se mantuvieron leales a su emperador nativo, el Inca, fueron los Chinchaycochas que después fueron llamados Pumpus.
       
        “A partir de 1532 a la provincia de los huancas se le comenzó a llamar provincia de Jauja. Este fue el nombre impuesto por los españoles tomado de la ciudad que servía de capital de la zona: Sausatambo. Lo mismo iba a pasar con Chinchaycocha a la cual la principiaron a llamar provincia de Bombón, derivado de Pumpo que era ciudad incaica y principal de ella.” (ESPINOZA SORIANO, Waldemar; “La Destrucción del Imperio de los Incas”, Lima 187; 105).

                Pombo o Pumpo fue una ciudad inca que conformaba el entorno del lago Chinchaycocha y cumplia finalidades administrativas, políticas y militares. Tenía amplias casonas palaciegas para los orejones, colcas, cuarteles, callejuelas, murallas y una plaza. La función era controlar a los pueblos que pertenecían a los reinos Yaro y Chinchaycocha conquistadas por Tupac Yupanqui. Durante la conquista, Pumpu siguió poblado a diferencia de otros pueblos menores que se despoblaron rápidamente.

07.  Los primeros repartimientos de encomiendas.

                Someter, poblar y cristianizar, eran las tres fases del proceso de asentamiento español que acabó por realizar el acriollamiento y el mestizaje étnico cultural indígena. Para lograr el encumbramiento que tanto ansiaban, es decir el valer más y sus ansias de oro y de gloria, los españoles comienzan a fundar ciudades y pueblos. El mismo marqués -que había impedido que sus soldados retornaran a España repletos de oro abandonándolo todo- se afana en fundar San Miguel de Piura, Jauja, Cuzco, Trujillo. Para reforzar estas responsabilidades efectúa el repartimiento de encomiendas. No obstante que recién el 8 de marzo de 1533 se dictaba en Zaragoza la célula que autorizaba encomendar indios, Pizarro ya venía ejerciendo el reparto de encomiendas como se había hecho en España durante la guerra de Reconquista. Todavía en 1534, Rodrigo de Mazuelas hace conocer a Pizarro en Jauja, la cédula que facultaba a ejercer el repartimiento “siempre que procediera a la tasa de los tributos y a las vistas de los indios”. Con mucha cautela estos repartimientos se efectuaron sólo como “Depósitos” en tanto se emitieran las leyes que las legitimaran y en favor de quienes hubieran prestado valioso aporte a la conquista del Perú.
                Este, como veremos más tarde, era el paso inicial de la infamia española. No sólo despojaban de sus tierras a los legítimos dueños, los indios, sino que a éstos los pusieron de sirvientes. (Adelante, en la parte correspondiente, veremos la ilimitada capacidad de abuso de los encomenderos y sus secuaces).
                El doctor Lorenzo Huertas, nos dice en su tema “El Espacio Social”, expuesto en el X Congreso del Hombre Andino realizado en el Cerro de Pasco, lo siguiente:

        “con la presencia hispana en la década del setenta y ochenta del siglo XVI, se produjo un severo cambio en el espacio andino, al implantarse las reducciones. Al modelo “Disperso” de los incas, se impuso el modelo “Nucleado de los españoles”. Hay que tener en cuenta que el cambio no sólo se produce en cuanto al espacio sino que también las casas sufren alteración en su planta y en su viso. El sistema “Nucleado” permitía una explotación más directa de la mano de obra, lo mismo que la usurpación del excedente tributario y también una rápida conversión del indígena a la religión cristiana. (...) En la sierra y sobre todo en esta parte central, el modelo tiene que ver con la explotación minera de la región y sin ir muy lejos vemos cómo las palas mecánicas se quieren ir al otro lado del mundo.” (HUERTAS, Lorenzo, misma exposición).

                La encomienda fue una institución que revistió fundamental importancia para el establecimiento del Virreynato peruano. Los españoles la importaron con el fin de asegurar el asentamiento poblacional y no como un reparto de tierras solamente, sino como fuerza de trabajo, de abastecimiento de hombres: los indios. Fue una institución de orden personalista, concebida para premiar a los conquistadores ofreciéndoles no sólo inmensos territorios sino también  una cantidad de brazos para su servicio personal sumado a los cuales se les fijaba una renta jugosa para la solvencia de sus gastos personales. “Para que dellos os sirvays en vuestras haciendas e labranzas e granjerías” (PINELO, parte I, Cap. III) rezaba la cédula; insistiendo en todo momento “a fazer todo buen tratamiento, e complir conellos lo que su majestad tiene mandado o mandare de aqui adelante”, refiriéndose a los indios a quienes debían instruir en el conocimiento de la doctrina cristiana.
                Sobre la base de esta institución se construyó la estructura socio económica que habría de mantenerse a través de los siglos.

        “Siendo la conquista una empresa privada y no habiendo cómo retribuir a los conquistadores sus servicios, la paga no fue otra sino el reparto de las tierras  conquistadas más todo el oro y la plata que poseían los indígenas, deduciendo de su valor los quintos reales que pertenecen al soberano (...) se hizo pues necesario echar mano de los indios, según las regiones, las cuales estaban obligados a servirle y a trabajar en su provecho. De este modo crearon ya desde el comienzo de la conquista los repartimientos y las encomiendas aun cuando muchas veces estas voces aparecieron como sinónimas.” (VARGAS UGARTE, Rubén; HISTORIA GENERAL DEL PERÚ. Tomo I: 177).

                De acuerdo a la estratificación social que deviene en una diversificación económica y política, Francisco Pizarro adjudicó a sus parientes y oficiales de alto rango, la mayor parte de los aylus y parcialidades territoriales que existen en la zona de los actuales departamentos de Huánuco, Pasco, Junín y Lima.
                Así las cosas, el primer y más importante Repartimiento General que se efectuaba en el Perú, tuvo lugar en Jauja el 11 de agosto de 1534. Los primeros encomenderos fueron, Francisco Martín de Alcántara (hermano materno de Pizarro), de Hanan huanca; Lorenzo Aldana, de Hurin huanca; Gómez de Caravantes y Rodrigo Mazuelas de Hatun Xauxa, con ochocientos indios, a cuarenta leguas de Lima; el capitán Lorenzo Aldana, 2,500 indios de Xauxa, Antonio de Ribera en Xauxa, con 1,700 indios. “Los pueblos de Tarama, Pombo, Chacamarca y Tambo, se encomendaron a don Alonso Riquelme”. (BELAUNDE GUINASSI, Manuel; LA ENCOMIENDA EN EL PERÚ, Lima, 1945:35). No hay duda que al tesorero de Pizarro se le gratificaba espléndidamente con unas tierras donde “abundaba el oro y la plata”.
                Al morir Alonso Riquelme, la Gasca -el 12 de enero de 1549- divide la encomienda en dos partes. “Tarama que tiene mucho maíz y muchas ovejas” con sus límites exactos pasando a manos de Lorenzo Estupiñan y Figueroa, cuyos descendientes lo conservaron intactos hasta finalizado el siglo XVIII. “Chinchaycocha que tiene muchas ovejas, hacen ropa, no tienen maíz, tienen minas; están del pueblo (Huánuco) a 25 o 30 leguas”, pasa a manos de Joan Tello de Sotomayor, casado con Catalina de Riquelme, hija única del tesorero de don Francisco Pizarro. “Los indios Yaros que fueron de Francisco de Espinoza, fuera de la mitad de Guillaruca, cacique que pretende García Sánchez por una cédula que tiene de Barroso con confirmación de Vaca de Castro; sacan de estos que son mil indios. Tiene muchas ovejas, sal y coca y mucho maíz. Están a diez leguas del pueblo (Huánuco). Tienen minas de plata y rentan mil quinientos pesos”.
                Es durante la época de Toledo, entre 1570 y 1572 cuando se produce la masiva fundación de pueblos en el Perú.
       
        “Los pueblos fueron centros urbanos de carácter rural fundados con la misma traza y técnica que las ciudades y las villas. La diferencia consistió en que los pueblos fueron lugares exclusivamente para indígenas. Todas las demás castas, negros, españoles, mestizos, quedaron impedidos de fijar sus moradas en los pueblos. En cuanto a jerarquía ocuparon pues el tercer lugar. No llegaron a tener escudos de armas, ni sus plazas y calles estuvieron a tener escudos de armas, ni sus plazas y calles estuvieron exornadas con el boato de los edificios públicos y eclesiásticos que lucieron las ciudades y villas”. (Enciclopedia Departamental de Junin.- Historia del Departamento de Junin.- Enrique Chipoco Tovar. Huancayo, Perú. 1974).(Espinoza Soriano, Waldemar, 1964:47).

                En la relación de Cristóbal de Miranda, realizada por orden del Virrey de Enriquez, en 1583, nos revela los primeros datos sobre el nacimiento de las comunidades. El texto dice:

        “El repartimiento de Chinchaycocha encomendado al capitán  Juan Tello de Sotomayor, tiene 1212 indios tributarios y 10797 personas reducidas en siete pueblos llamados: Los Reyes (Junín), San Juan de los Cóndores (Ondores), Carhuamayo, Ninacaca, y San Miguel (Ulcumayo).”

                Es necesario hacer notar que inicialmente Carhuamayo no recibió nombre de Santo que lo identificara, posiblemente por el rencor que guardaban los hispanos por la rebeldía siempre vigente de este grupo. Creemos también que ésta es la primera vez en que -aglutinados en un pueblo- Carhuamayo ya conforma una unidad urbana. Antes, sus habitantes se hallaban diseminados en toda la extensión de la altiplanicie.

        “En la región andina, como en otras partes de América, los españoles confrontados con un asentamiento humano disperso, concentran a las poblaciones en núcleos urbanos llamados REDUCCIONES. Estas agrupaciones permitían mayor control para el pago de impuestos y difusión de la religión católica.”(Ibid).

                En 1575, el rey Felipe II, ordenó que el repartimiento de indios encomendados fueron puestos bajo la jurisdicción y gobierno de los corregidores; en aquel momento, Tarma y Chinchaycocha, limitaban por el Norte con Huamalíes; por el Este con la montaña de los bárbaros; por el sur con Jauja; por el Sureste con Huarochirí; por el Oeste con Canta y por el Noroeste con Cajatambo. El corregidor debía residir en Santa Ana de Tarma o Los Reyes.
                Cuando en 1595 el Repartimiento de  Chinchaycocha fue transferido por Escritura Pública a don Cristóbal de Villa
r, se dice entre otras cosas:

        “Según el censo de esta población tenía 1,900 indios y 10,000 personas repartidas en los pueblos siguientes: Reyes, San Juan de Ondores, Carhuamayo, Vico, Paucartambo, Quiparacra, San Miguel de Ulcumayo, Huayllay, Pari, Carhuacayán”. (BERNAL, Dionicio Rodolfo. Breve Monografía de Pasco en la Crónica, periódico de Lima de 28 de julio de 1955).

                En el expediente del pleito seguido entre Cristóbal Luna Atoc, Gobernador del pueblo de San Juan de los Reyes y los indios de Santiago de Carhuamayo, el 18 de agosto de 1599, se nota que ya se le ha dotado de un nombre católico al pueblo de Carhuamayo anteponiéndole el de Santiago Apóstol. Esto no es raro, había que poner bajo la advocación de un santo a cada pueblo indígena, así, dejando de lado Bombón y Chinchaycocha, los españoles denominan: Santiago de Carhuamayo, San Pedro de Ninacaca, San Pedro de Ninacaca, San Pedro de Pari, San Juan de los Cóndores, Santa Bárbara de Carhuacayán, San José de Huaypacha, San Miguel de Ulcumayo, San Antonio de Rancas, etc.
                La falta de documentos pertinentes nos inhiben de demostrar las fechas exactas de fundaciones y cambios de denominación. Todos sabemos que durante las luchas de la independencia y posterior guerra con Chile, los únicos documentos que habían fueron incinerados por la soldadesca invasora. No olvidemos tampoco, que antes, fue la tradición oral la que mantuvo en vigencia límites y extensiones. Es importante también mencionar que el nombre del pueblo hasta ese momento se inscribía con g: Carguamayo.

08.  La lealtad de Carhuamayo.

                Nos atrevemos a aseverar que los naturales de esta zona demostraron una lealtad extraordinaria a los incas que los habían  aposentado en esta ubérrima región. A su llegada a la zona, Carhuamayo, declaró enemigos a los invasores españoles y a sus sirvientes los huancas cuando éstos quisieron conquistarlos; así lo asevera Baltasar Canchaya, cacique de los Huancas, al verse repelido y repudiado por los Pumpus.. “En Pumpu los indios estaban alzados e no querían servir”. Es decir que, los Pumpus -especialmente Carhuamayo- jamás se arrodilló ante los invasores extranjeros ni menos aún ante los Huancas que fueron sirvientes incondicionales de los españoles. Si no escuchemos lo que nos dice Waldemar Espinoza al respecto:

        “Durante los años de la conquista del Tahuantinsuyo y décadas posteriores, el colaboracionismo de los Huancas en la acción y entrega de guerreros, armas, víveres, vestuario y criados fue increíblemente cuantioso y determinante. Las informaciones de los curacas Felipe Guacrapaucar y Francisco Cusichaca demuestran que los Huancas (allco-micuc es decir devoradores de perros) subvencionaron a los españoles para destruir el Imperio Incaico.” (ESPINOZA SORIANO, Waldemar; “La Destrucción del Imperio de los Incas”. Lima 1973: 274).

                La lealtad de Carhuamayo, fiel a su raza y a sus gobernantes, ha quedado vigente y palpitante; es por eso que con recogimiento y admiración rememora, cada año, el infausto asesinato del último inca, Atahualpa, a manos españolas. Otros pueblos, especialmente huancas, no lo hacen.
                Muchos son los testimonios que queremos demostrar con algunos escritos que se hallan en el Archivo de la Nación.
                Por ejemplo cuando en represalia por el espíritu levantisco de los naturales de Carhuamayo se quiso utilizar a su cacique y alcalde para avasallarlos en 1760, éstos, don Joseph Ventocilla como cacique y don Isidro Pontai, como Alcalde, levantan su voz de protesta en favor de su gente de Carhuamayo. Creemos que éstos son los primeros hombres importantes en la historia primigenia del pujante pueblo de Carhuamayo. Por otro lado, sospechamos, por los documentos que existen y que ha de ser motivo de un meditado y paciente estudio, que Juan Santos Atahualpa tenía nutrida comunicación con los caciques y alcaldes de Carhuamayo.
                No olvidar -que estos es lo más importante- que en 1811, el párroco de Carhuamayo era el mercedario Mariano Aspiazu, notable quiteño que hizo la más brillante propaganda por la libertad de nuestra patria. Su acción fue tan brillante que, debido a la publicidad que efectuó con sus pasquines subversivos, consiguió el levantamiento en el Cerro de Pasco (1811(, primero y luego de Crespo y Castillo en Huánuco y Panataguas en 1812. Para que se le conozca con un benemérito a la patria, brindamos la semblanza del mencionado cura de Carhuamayo allá por 1811.
                Este insigne mercedario quiteño era blanco, rubio, alto, de ojos azules, muy relacionado con los cerreños; fijó su residencia en esta ciudad en donde confluían  todos los hombres del centro del Perú. En poco tiempo logró el curato de Carhuamayo en donde, como es lógico, lejos de la presencia de los españoles que en el Cerro pululaban, llegó a realizar un trabajo de difusión de extraordinarias dimensiones. Había venido de Quito y mantenía su contacto con este importante foco revolucionario. Hablaba siempre en función de América y no sólo del Perú. Se preciaba a voces de haber efectuado labor de insurgencia en Quito, afirmando que de allí había arrojado a los chapetones con tan sólo sus pasquines. De Carhuamayo se retiró al Cerro de Pasco de donde partió a Huánuco en compañía de Fray Vicente Moyano, alojándose en la celda de Fray Francisco Ledesma en el convento de la Orden de N.P.S. Juan de Dios. Los testigos relatan que contínuamente estaba enfermo y encerrado escribiendo con velas hasta el amanecer y que siempre mantenía escondido estos papeles. Le visitaban muchos forasteros, especialmente los cerreños. Participó en el segundo combate de Ambo, fugando de ahí a raíz de la victoria de Joseph Gonzáles de Prada sin que pudiera ser habido a pesar de muchos edictos emitidos para su aprehensión. Redactaba proclamas y pasquines en quechua, idioma que dominaba a la perfección. Acérrimo enemigo de los españoles, los calificaba de “perros”. Entre los complicados con Aspiazu, figuran Marcos Durán Martel, Ignacio Villavicencio y Francisco Ledesma. Mariano Aspiazu es el gestor de todo el movimiento insurreccional que se juzgó el 26 de febrero de 1812, estableciéndose por lo tanto que, gracias a él, el Cerro de Pasco y Carhuamayo fueron focos importantes de la lucha contra el yugo español.

09.  El aspecto religioso.

                Inmediátamente de terminadas las instalaciones de las Reducciones con la refundación de los pueblos indígenas de la zona, se establecieron las primeras parroquias bajo el control del Arzobispado de Lima. El adoctrinamiento tomó inusitado dinamismo. En 1549, por ejemplo, la Gasca ordenó que los Dominicos que ya había sentado cuatro monasterios en el Perú: Chincha, Huaylas, Huamanga y Jauja, se encargaron, además de Ananhuanca y de Tarma. Por otra parte, los Franciscanos se encargarían de Hurín Huanca, Pumpu (en el que se contaba a Carhuamayo) y parcialidades de Atunjauja. El padre Luis de Oña, en el pueblo denominado de la Purísima Inmaculada Concepción de los Angeles de Achi, hoy Concepción, dio inicio al reverente Convento de Ocopa. Esta es la época en que Fray Buenaventura de Salinas y Córdova visita la zona para conocer de cerca las excecrables abominaciones de las que eran víctimas los indios mineros.
                En el siglo siguiente, para 1760, por ejemplo, Cosme Bueno, alude también que la sublevación de Santos Atahualpa había imposibilitado la extracción de maderas, frutas, cocas y algunas semillas muy necesarias de las montañas. En aquel momento, los curatos existentes eran:
                1. Tarma               8. Pasco
                2. Acobamba       9. Huariaca
                3. De Reyes          10. Pallanchacra
                4. Ondores            11. Cayna
                5. Carhuamayo   12. Chacayán
                6. Paucartambo  13. Tapumichivilca
                7. Ninacaca
                En lo que respecta a lo religioso y político, inicialmente Junín y Carhuamayo constituyeron una unidad que con el tiempo devino en dos pueblos diferentes. Leamos lo que se dice en el Archivo de Indias al respecto:

        “Doctrina del Pueblo de los Reyes.- Esta doctrina dista de Lima 46 leguas y tiene dos curas que son el Bachiller don Plácido Antolínez de 29 años de edad (en Junín) y el Bachiller Diego de la Vega de la misma edad (en Carhuamayo) a dos meses que la sirven y que fueron proveídos en ello conforme al Real Patronazgo.
                Tiene esta doctrina dos pueblos en contorno de dos leguas, uno muy grande que es el principal de los Reyes y otro pequeño de hasta cincuenta indios (Carhuamayo) y hay en ellas dos iglesias y dos pilas de bautismo.
                En los dichos pueblos (Junín y Carhuamayo) hay dos mil y ciento indios de confesión.
                Hay en esta doctrina cuatro cofradías una del Santísimo Sacramento y otra de Nuestra Señora, otra de Santa Catalina y otra de San Pedro tiene la renta del multiplicio de dos mil y quinientas ovejas y carneros y algunos compran los indios cera, incienso, ornamentos y otras cosas para el servicio de las cofradías.”

                En sentido general, por propia naturaleza de la sociedad colonial, la iglesia y sus altos dignatarios gozaron en una situación privilegiada. Nombrados por el Rey de España, en virtud del Regio Vicariato, tenían una autoridad que no podía ser destacada ni por el propio rey. La enorme riqueza que poseía y el inmenso poder espiritual que ejerció, fueron suficientes para su encumbramiento. Los altos dignatarios de la Iglesia eran, además de los arzobispos y obispos, los canónigos y finalmente los curas de las parroquias que eran beneficiarios de prebendas especiales. La jerarquía eclesial disfrutaba de las rentas provenientes de la Iglesia como tributo que todo productor debía aportar: el diezmo que se distribuía de la siguiente manera: un noveno del importe para la Caja Real; cuatro novenos para los arzobispos y los cuatro novenos restantes para la catedral y los canónigos. El mismo Vásquez Espinoza, antes citado, nos dice al respecto:

        “En el corregimiento de Tarma y Chinchaycocha hay veinte y un curas: dos en los Reyes (Uno en Junín y otro en Carhuamayo), y los trece restantes en Ninagaga, Guancabamba, Vilcomayo, San Joan de los Sóndores, Vicco, Pasco, Michivilca, Chaupihuaranga, Yaros, Paucartambo, Carhuamayo, San Juan de Huariaca, San Rafael y Mosca, Tapomichivilca y seis doctrineros restantes repartidos en : Santo Domingo de Acobamba otro en la Merced de Cayna, cuatro en San Francisco de Chupacos, San Cristóbal, Mitmas, Queros”. (VASQUEZ ESPINOZA; 1948: 437).

                Para la construcción de las iglesias tuvo que conseguirse una triple alianza económica conformada por el Rey, el encomendero y los indígenas. Cada uno aportaba una tercera parte del total. Los indios aportaban no sólo con el trabajo gratuito sino también con el aporte de piedras, barro, paja y como lo hemos dicho, con la mano de obra gratuita.
                En una estadística parroquial correspondiente al año de 1777 (CXVI.A.A.) correspondiente a los pueblos de Carhuamayo y Ulcumayo que en la actualidad pertenecen al Departamento de Junín, arroja la siguiente cantidad de fieles:
                Casados.- Hombres 192, mujeres 192, viudos (H) 23, (M) 46; solteros (H) 112, (M) 62; niños (H) 137, (M) 138. Lo que hacen un total de 922 personas.
                En el expediente C.707, correspondiente al legajo 9.1760169 existente en el Archivo de la Nación, figuran los apellidos carhuamaínos siguientes: Callupe, Tenebroso, Romero, Inchi, arroyo, Huamán, Carhuas, arce, Roque, Campos, Llanos, Cruz de Ocampo, Guamán, Arenas, Machacusi, Escalera, Enríquez, Enduvilca, Pomacondor, Cornejo, Guacachín, Porras, Arzapalo, Chávez, Ripas, Capcha.”

10.  La creación del Departamento de Junin. (13 de setiembre de 1825).

                Finalizadas las dos últimas batallas que sellaron la independencia del Perú, se realizó una evaluación del aporte de los hombres y los pueblos que habían hecho posible esta hermosa consecución. En aquella oportunidad y en reconocimiento de los altos servicios prestados por el Cerro de Pasco y Huánuco a la causa de la Libertad Americana, el Consejo de Gobierno del Perú, presidido por el ilustre peruano don Hipólito Unánue, dictaminó la creación del Departamento de Junín mediante Decreto  Supremo de 13 de setiembre de 1825. El nombre no era sino el colofón de la intención nacional de reconocimiento a este histórico esfuerzo. El Decreto dice:

        “EL CONSEJO DE GOBIERNO:
                Queriendo dar testimonio del aprecio que le merecen los servicios que han hecho, el Departamento de Huánuco y la ciudad del Cerro de Pasco, a la causa de la independencia y perpetuar el brillante mensaje de la Jornada de Junín por el Ejército Libertador, lo cual dio principio a sucesos memorables conque ha terminado la contienda libertaria;

        HA VENIDO A DECRETAR Y DECRETA:

        Artículo  Primero.- El Departamento de Huánuco tendrá en adelante, el nombre de JUNÍN y su capital seguirá llevando su mismo nombre conforme al Decreto del Soberano Congreso de 4 de noviembre de 1823.

        Artículo Segundo.- A la población del Cerro de Pasco se le nombra: DISTINGUIDA VILLA DE PASCO, en atención a que la antigua Villa de este último nombre, se halla en completa destrucción.

        Artículo Tercero.- Esta Villa como se halla en el centro de la Provincia, será la capital de ella.

        Artículo Cuarto.- El Ministro de Estado en el Despacho de Gobierno y Relaciones Exteriores, queda encargado de la ejecución de este Decreto.

                Imprímase, publíquese, circúlese.

        Dado en Palacio de Gobierno de Lima el 13 de setiembre de 1825.

        Hipólito Unanue - Juan Salazar - José Larrea - Por orden de S.E. el Señor Ministro, José Dávila.

11.  Carhuamayo en 1827.

                El Perú, al comenzar su vida republicana, lo hizo con la herencia española de un país desmembrado por la monarquía española durante el siglo XVIII en que gobernaban los Borbones y, más tarde, por la lucha de la independencia nacional. Con toda razón, Mariano Felipe Paz Soldán, dice enfáticamente en su Diccionario:

        “En el Perú la demarcación política, judicial y eclesiástica en la época del Coloniaje y la República desde la independencia, siempre ha sido defectuosa; porque los Virreyes y los Gobiernos cuidaron poco de esta importante materia; se crearon Intendencias, Provincias y Departamentos según las necesidades del momento pero sin determinar, con precisión, cuáles eran los límites de cada una de ellas, siguiendo el ejemplo de la antigua demarcación que tampoco detallaba esos linderos, salvo casos muy particulares.” (PAZ SOLDAN, Mariano Felipe; “Diccionario Estadístico del Perú”, Lima 1877).

                Volviendo al desmembramiento que había sufrido nuestra patria, el 30 de julio de 1827, para ser precisos, en la sesión del Congreso Constituyente, el diputado Francisco Javier Luna Pizarro, refiriéndose al tema dijo:

        “El Perú, nombre poético que excita la idea de un suelo de oro y plata y cuyo gobierno que en otro tiempo se extendía desde el istmo de Panamá hasta la tierra del Fuego, ha quedado, por las desmembraciones hechas de poco más de un siglo a esta parte, reducido a una extensión de 300 leguas de largo sobre 126 de ancho de 20 al grado, es decir, a cosa de 42 mil leguas cuadradas, sin contar con el inmenso territorio al este de los Andes hasta los límites con el Imperio del Brasil”.

                Aquel año de 1827, el Perú, por el Decreto de 21 de junio de 1825, se dividía en siete Departamentos: Arequipa, Ayacucho, Junín, Cusco, Lima, La Libertad y Puno. Nuestro Departamento de Junin, bautizado así en homenaje a la Batalla de Junín, contaba entonces con ocho provincias: Cajatambo, Conchucos, Huaylas, Huamalíes, Huánuco, Huari, Jauja y Pasco, y de acuerdo a la guía de Forasteros, preparada en 1828, contaba con 200,839 habitantes.

12.  Carhuamayo en 1834.

                La nueva Constitución -la cuarta que se emitían en once años- promulgada el 10 de junio de 1834, disponía, entre otras cosas, una nueva división política de nuestro país.
                De acuerdo a la “División Política del Perú según la Guía de Forasteros” de 1834, el Departamento de Junín estaba integrado por las ocho provincias siguientes: Cajatambo, Conchucos, Huaylas, Huamalíes, Huánuco, Huari, Jauja y Pasco. La provincia de Pasco estaba conformado por los siguientes distritos: Carhuamayo, Chacayán, Huariaca, Junín, Cerro de Pasco, Tarma y Yanahuanca.
                Es decir que en aquellos momentos, Carhuamayo pertenecía a la provincia de Pasco conjuntamente con la ciudad del Cerro de Pasco. Nada más natural que esto, porque históticamente así fue. Muchas veces por esta razón Carhuamayo pidió pertenecer a Pasco pero sin hacer mención tal vez por ignorancia a lo manifestado.
                Por ejemplo, para citar un sólo caso. Entre las gestiones realizadas por el Alcalde de Carhuamayo correspondiente a 1926, don Francisco mejía, figura la tramitación del memorial que todos los moradores de Carhuamayo han presentado al Concejo y que éste, como personero del pueblo, lo ha acogido, tendiente a conseguir la anexión del Distrito de Carhuamayo a la Provincia de Pasco. Esta petición ha sido acogida con general simpatía, y se espera que la Sociedad Geográfica del Congreso Nacional le preste justiciera aprobación. La Sociedad Geográfica está llamada a corregir las erróneas demarcaciones territoriales que tanto perjuicio acarrean a los pueblos que no saben reclamar sus fueros y su bienestar. (EL DIARIO del Cerro de Pasco, mayo de 1928).

13.  Carhuamayo en 1841.

                Cuando en 1841 se efectúa una nueva demarcación territorial, el Perú está dividido en once departamentos y 62 provincias. El Departamento de Junín que contaba, en ese momento con 144,243 habitantes, estaba integrado por las siguientes cinco provincias: Cajatambo, Huamalíes, Huánuco, Jauja y Pasco. Carhuamayo seguía perteneciendo a Pasco.

14.  Carhuamayo en 1855.

                En 1855, Carhuamayo deja de pertenecer a Pasco y pasa a integrar la provincia de Tarma que se restablecía por mandato de la siguiente Ley:

        LA CONVENCION NACIONAL DEL PERÚ;

        Decreta:

        Artículo Primero.- Se restablece la          provincia de Tarma.
       
        Artículo Segundo.- Comprenderá los cinco distritos siguientes: Tarma, agregándosele Apaycancha, Junín, Carhuamayo, Yauli y Chanchamayo.

        Artículo Tercero.- Sus límites son: Por el Norte, el río de Carhuamayo que corre de la cordillera oriental hasta su embocadura en la laguna de Junín con dirección al nacimiento del río de la Oroya (Mantaro) y de aquí a la cordillera de los Andes. Por el Sur, los mismos que antiguamente han separado a la provincia de Jauja de la Tarma y del distrito de Yauli que actualmente queda comprendido en la provincia de Tarma. Por el Oeste, la cordillera y por el Este, indefinida hasta el interior de la montaña.

        Artículo Cuarto.- La demarcación definitiva de los límites en que deba encerrarse la provincia de Tarma se hará oportunamente por el Gobierno previo el examen de los comisionados e ingenieros que se nombre al efecto, observándose entre tanto los límites detallados en el artículo anterior.

        Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento, mandándolo imprimir, publicar y circular.

        Dado en la Sala de Sesiones en Lima a 14 de diciembre de 1855.

        Miguel San Román (Presidente)--- Pío B. Meza (Secretario). Angel Cavero (Secretario).

        Al Libertador del Perú y Presidente Provisorio de la República.
       
        Lima, 31 de diciembre de 1855.

                Cúmplase, comuníquese y publíquese.
                (Rúbrica de S.E.).

15.  Carhuamayo en 1857.

                Aquel año de 1857, nuevamente Carhuamayo retorna al seno de la Provincia de Pasco atendiéndose a lógicas referencias de los organismos estatales destinados a concienzudos estudios de la conformación política de nuestra patria. El 2 de enero de 1857, el Mariscal Don Ramón Castilla firma el cúmplase a la ley de Municipalidades dad por la Comisión Nacional, en la que se dispone que la Municipalidad del distrito de Carhuamayo, de la Provincia de Pasco, debería contar con cinco (05) miembros. La proporción es la siguiente:
        Cerro de Pasco (09); Carhuamayo (05); Paucartambo (05); Pallanchacra (05); Yanahuanca (05); Tapuc (05); Chacayán (05), Caina (05) y Ondores (05). Es decir que, nuevamente formando parte integral de la provincia de Pasco, aumentándose otros distritos.

16.  Carhuamayo en 1892.

                Para el 17 de diciembre de 1892, el Presidente Remigio Morales Bermúdez y el Secretario Carlos M. Elías, firman el cúmplase a la nueva Ley de Municipalidades mediante la cual se fija el número de electores de la República por Departamentos, Provincias y Distritos.
                En ese momento, Carhuamayo ha pasado a formar parte de la provincia de Tarma, Acobamba, Junín, Yauli, Carhuamayo, Chanchamayo, Marcapomacocha, Vítoc y Chacapalpa, con un total de 132 electores.

17.  Carhuamayo en 1943.

                El 27 de noviembre de 1944, mediante Ley N° 10031, se creó la provincia de Junín con sus distritos: Junín, Carhuamayo, Ondores y Ulcumayo. El texto de dicha ley, es el siguiente:

        LEY N° 10031.

        El Presidente de la República;

        Por cuanto: el Congreso ha dado la ley siguiente:

        Art. 1.- Créase la provincia de Junín, en el Departamento del mismo nombre, el que tendrá como capital la ciudad de su nombre;
        Art. 2.- La provincia de Junín está formada por los distritos de Junín, Carhuamayo y Ulcumayo, y elevándose a distrito al pueblo de Ondores que tendrá por anexos a los pueblos y caseríos siguientes: Pari, San Blas y Paccha. La capital de este distrito será el pueblo de Ondores y sus límites los de los pueblos y caseríos que lo forman.
        Art. 3°.- Los límites de la provincia de Junín será los de los distritos que lo constituyen.

                Comuníquese al Poder Ejecutivo para su promulgación.

                Casa del Congreso de Lima, a los 24 días de mes de noviembre de 1944.

                Ernesto Diez Canseco- Presidente del Senado--- Carlos Sayán Alvarez, Diputado Presidente.- J.S. Pancorbo, Senador prosecretario.- J. Teves Lazo, Diputado Secretario.

                Al Señor Presidente Constitucional de la República.

                POR TANTO: Mando se publique y cumpla.

                Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los 27 días del mes de noviembre de 1944.

        MANUEL PRADO                                     RICARDO DE LA PUENTE



REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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